“… Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone” (Lucas 13:8).
En mi casa tengo una hermosa maceta con unas bellas flores, que después de años de no cortarla se comenzó a debilitar, y sus flores ya no eran tan lindas ni tan abundantes; fue cuando decidí decirle al jardinero que me las cortara, porque ya no se veían bien, se veían secas y débiles. El jardinero cortó prácticamente todo su tallo. Parecería que se había acabado lo que había llegado a ser una hermosa y frondosa planta.
Al poco tiempo comenzaron a renacer nuevas plantas, y con ellas nuevas flores, frescas, firmes y bellas. Esta imagen me hace recordar de la parábola que contó Jesús acerca de la higuera en Lucas 13:6-9.
En Israel, se acostumbraba darle tres años a una higuera para que tuviera fruto. Si no lo hacía, se le cortaba para usar mejor el suelo. En la historia de Jesús, un viñador le pide a su dueño que le dé a un árbol la oportunidad de un año más para producir fruto.
En contexto los versículos del 1-5, implica lo siguiente: Los Israelitas no habían vivido bien, y Dios tenía derecho a juzgarlos. Sin embargo, el Señor es paciente y les había dado tiempo para volverse a Él y florecer.
Dios quiere que todos florezcamos y nos ha concedido tiempo de sobra para hacerlo. No importa si todavía estamos acercándonos a la fe o si estamos orando por familiares y amigos incrédulos; su paciencia es una buena noticia para todos nosotros.
Israel era una vid que salió de Egipto después de años, y Dios esperaba que diese uvas, pero dio todo lo contrario. Dios se quejó de tal manera que dijo: “¿Qué más puedo hacer a esta vid que no haya hecho? ¿Cómo esperando que diese uvas ha dado otra cosa?” Entonces, Dios permitió que su pueblo estéril fuera llevado al cautiverio por setenta años por no dar el fruto.
Esta misma parábola me recuerda a mi vida cristiana y me hace reflexionar con el pasar del tiempo en que tipo de viña soy, ¿acaso estoy dando fruto? ¿o me he vuelto como esa planta en mi maceta que con los años estoy más débil, no tengo tallos fuertes, ni estoy dando bellas flores con mi testimonio?
Algunas de nosotras entre más tiempo pasamos en la vida cristiana menos fruto damos. Más nos paralizamos o nos dejamos influenciar por el mundo, o nos llenamos de flojera y pereza. Estamos adormecidas dejando que nuestra viña se llene de maleza, de hierba mala, de flores secas que no dejan que las nuevas crezcan.
Que dice el Señor, “Córtala”. Pero el jardinero, Jesús, que es bueno y paciente, le rogó: “Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone”. ¡Qué paciente es el Señor!
Queridas amigas el Señor nos está dando el comienzo de este año 2019 y nos llama ¡a florecer! Él espera de cada una de nosotras que demos fruto, que no esperemos a que nos corte definitivamente de nuestra viña.
¡Anímate! Tienes vida, aliento, salud, no desperdiciemos el valioso tiempo que Dios nos da este año. No vivamos como si tenemos asegurada la vida, solo Dios sabe cuanto tiempo estaremos en nuestra viña. No seamos malas administradoras del tiempo que nos da, ni abusemos de la paciencia de nuestro Salvador.
Él nos estará podando y en ese podar va a doler porque las circunstancias se pondrán difíciles pero es para que nuestro florecer sea aún más bello, más firme, donde podamos ver y los demás puedan ver la mano poderosa de Dios.
1.Dios quiere que demos fruto de arrepentimiento. Que nos volvamos de nuestros pecados a Dios; que nos arrepintamos de nuestra desobediencia de no leer la Biblia, orar, ser generosos con Dios, asistir a la iglesia, y compartir el evangelio. Dios busca cambios en nuestra vida.
2.Dios quiere que demos fruto de paz, gozo, y amor.
3.Dios quiere que reflejemos su paz en medio de las dificultades, que mostremos su gozo, y que crezcamos en amor a Él y a los demás.
4.Dios quiere que demos fruto de paciencia, benignidad y bondad para con el prójimo; y que demos el fruto de fidelidad, mansedumbre y dominio propio en nuestras vidas.
5.Dios quiere que demos fruto de servicio humilde, de oraciones contestadas, fruto de perseverancia en las pruebas.
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos […]; separados de mí nada podéis hacer”. Juan 15:5.
Si comenzáramos con el punto uno y le dedicáramos tiempo, esfuerzo, con ese tendríamos para comenzar a ver el cambio en nuestras vidas, para después poder seguir creciendo y viendo cambios en los puntos del dos al cinco.
Es un reto, para ti y para mí, que dices, ¿lo aceptas? ¿Aceptas recomenzar a vivir tu vida con el propósito del cual Dios no se ha olvidado?
Has de tu viña una viña hermosa, fructífera, frondosa, apetecible a los demás. Recuerda que con Dios ¡Todo es posible! Aprovechemos Su paciencia y amor que nos da cada dia.
Él estará abonando tu tierra, Él estará a tu lado, Él nunca te desamparará como lo promete en Su palabra.
¡Finalmente mi maceta volvió a renacer! Nadie hubiera imaginado que tuvo qué pasar por el proceso de cortar y abonar para lograr florecer de nuevo.
Que Dios te de la sabiduría y el discernimiento para aprovechar tu tiempo y ¡FLORECE!
Gracias Herman’s por su estudio, que el Señor le bendiga!!