Muriendo A Mi Misma

…Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús,
para que también la vida de Jesús se manifieste
en nuestros cuerpos. 2 Corintios 4:8-10

Hace 27 años se le ocurrió una brillante idea a mi amado esposo, en ese entonces mi prometido. Venderíamos mi carro (vans) y manejaría un carrito de velocidades (estándar).

La idea me encanto hasta que intente manejar el nuevo carro. Mi amado me dijo con voz muy segura; no te preocupes, es muy fácil, yo te voy a enseñar a manejarlo. Así que hicimos cita para las lecciones de manejo.
Como toda enamorada llegue muy emocionada, pensando a qué lugar romántico mi prometido me llevaría para aprender a manejar. Ese lugar era Santa Ana, California, no era tan romántico como lo había imaginado, quede impresionada cuando llegamos al sitio de la clase de manejo, era una calle inclinada en donde tenía que acelerar o el carro se iría de reversa y al fondo se encontraba un charco de agua mezclado con basura.
Mi esposo me explico los pasos para manejar. Primero quitar el freno, acelerar y soltar el clutch. ¿¡Muy sencillo verdad!? Hermana, cuando estas acostumbrada a manejar carro automático solo tienes que pensar en quitar freno y acelerar. Ahora yo tenía que pensar en quitar el freno, acelerar y quitar el clutch.

Se me apagaba el carro en cada intento y tenía que frenar para no caer en el charco. Pase los 30 minutos más largos de mi vida en el mismo lugar. No avanzaba, tenía miedo de soltar el clutch. En mi mente sabía lo que tenía que hacer, había visto a mi esposo con cuanta facilidad manejaba, pero para mí, era más fuerte mi sentir de que si soltaba el clutch me iba a caer en el charco.

Por fin respire profundo, quite el freno, acelere y quite el clutch confiando en que iría hacia adelante y solo escuche bien hecho, ahora estas lista para ir a la autopista.
El carro quedo en el garaje por una semana. Me levantaba a las 4 am para tomar el camión porque tenía pavor de manejar mi nuevo carro. Pero por fin se llego el día que me decidí a salir a la autopista. Ese día me di cuenta que podía dormir 2 horas más, ahorrar en gasolina y regresar temprano a casa.

Esta experiencia me recuerda lo que a veces perdemos por miedo a dar pasos de fe en nuestra vida cristiana. Sabemos que debemos soltar ciertas cosas y no las queremos dejar por miedo a caer más profundo.

Durante mis intentos, muchas veces dije: –“No puedo” y mi esposo trataba de convencerme de que si podía, si es que obedecía a sus instrucciones.

Que difícil es reemplazar una costumbre por algo nuevo aunque sabemos que nos beneficia, porque la costumbre se sobrepone.

Una Mujer Cristiana, puede tener muchas victorias en su vida. Porque el poder es de Dios y no de nosotras. Salmo 76:4 nos dice; Glorioso eres tú, poderoso más que los montes de caza. Leemos en nuestras Biblias, Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:13; pero cuando nos encontramos en aprietos hacemos lo que estamos acostumbradas, tomamos la situación en nuestras manos.
Muchas veces se nos hace difícil dejar nuestras cargas al Señor. El enemigo nos traiciona susurrándonos, esto es demasiado, tú no podrás. Y es ahí cuando quedamos postradas en la derrota. Llega la angustia, la desesperación y la destrucción de vidas preciosas.

En nuestro pasaje se mencionan algunas situaciones que a menudo tenemos que enfrentar. El ser cristiana no implica que vamos a dejar de sufrir, llorar o sentir, esto sucederá cuando lleguemos al cielo. Dios nos creó con emociones y sentimientos. No somos robots, pero la pregunta es: ¿Hasta dónde es lo normal? La Biblia tiene la respuesta.

“Atribulada, mas no angustiada”

1. Una Mujer Atribulada: Es aquella que se encuentra triste, afligida, con una pena o preocupación. En la antigua Roma se usaba un instrumento llamado tribulum para moler grano o machacarlo. De ahí viene la palabra tribulación.

En este mes me toco estar con dos hermanas en la funeraria tratando de consolarles, dos madres atribuladas. Perder un hijo no es cualquier cosa, estaban destrozadas.

Las tribulaciones vienen en diferentes paquetes. Puede ser la muerte de un ser querido, la perdida de cosas materiales o perdida de una relación.

Una mujer atribulada llora y sufre. Tiene que pasar un periodo de tiempo para asimilar lo que paso, se encuentra
desubicada, todo esto es normal. Lo que una mujer ocupa cuando esta atribulada es un oído atento, el abrazo de su amiga hermana y mucha oración. Dios nos creó con emociones las cuales pueden y deben expresarse. David , un hombre que tenía el corazón conforme a Dios, paso por tribulación. Salmo 40:17 Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.

Lo anormal es vivir atribulada, es más nuestro cuerpo no fue diseñado para soportarlo. Sabemos que ya cruzamos la línea de lo normal cuando la tribulación se vuelve angustia.

La angustia quiere decir angosto, estrecho, de ahí sale la palabra stress. Involucra el lado psicológico de la persona. La angustia provoca miedo, tristeza profunda, dolores de cabeza, falta de sueño… tantos problemas de salud que son el pan de cada día. Las cristianas no tenemos que vivir ahí, nuestro Señor nos invita a descansar.

Mateo 11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

Mateo 11:29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;

Mateo 11:30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Si te encuentras atribulada y sientes que te está llegando la angustia es tiempo de soltarla, dásela a Dios, confía en Él. De esta manera podrás seguir adelante en tu vida diaria.
Tú no puedes ni debes cargar con esta situación. Tienes que confiar que Dios te puede ayudar, que es poderoso para sacarte del estado en que te encuentras.

Personalmente me he encontrado en el límite, pero el Espíritu Santo me recuerda, Ruth “Si Dios no puede arreglar esta situación, entonces que haces tú perdiendo el sueño” así que pongo todo en manos de Dios y me duermo. Así de sencillo.

“En apuros, pero no desesperada”

2. Una Mujer en apuros, aprietos y escasez. ¿Cuántas veces hemos estado ahí? ¡Muchas veces!
Te pudiera contar muchas historias pero creo que tienes las tuyas. Una mujer cristiana va a tener muchos apuros pero no debemos de llegar a la desesperación. La desesperación es falta de fe y sin fe es imposible agradar a Dios. Sabemos que llegamos a este punto cuando perdemos la esperanza, la paciencia y la tranquilidad. Otra vez la desesperación es un trastorno emocional y nos hace daño.

La biblia nos habla mucho de esperar, pero somos desesperadas.
Salmo 37:5 Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en Él; y Él hará
Salmo 37:7 Guarda silencio ante Jehová, y espera en Él.

Todos los hogares ocupan una mujer tranquila. Cada día el enemigo nos va a querer robar las promesas de Dios. Haz a un lado esos pensamientos y sigue adelante.
Salmo 119:165 Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.

“Perseguida, pero no desamparada”

3. Una Mujer Perseguida. Por la gracia de Dios, vivimos en un país libre y no sufrimos de persecución física. Pero puede ser que te están hostigando o presionando, sobre todo cuando nos entregamos a Cristo, nuestra familia no lo entiende, Pedro dijo en 1Pedro 4:4, “A estos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan”. Se te hostiga o persigue por el cambio que Cristo ha hecho en tu vida.

No es nada nuevo la persecución para la mujer cristiana. No se nos ha mentido. En la biblia dice que padeceremos persecución. 2 Timoteo 3:12 “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución”

Pero quiero recordarte que no estamos desamparadas.

Una persona desamparada es aquella que no tiene ayuda o protección. Se encuentra desprotegida, desvalida, indefensa. En México se tiene una organización de gobierno que se dedica a proteger a los niños desamparados. Aquellos que han sido abandonados por sus padres.

Aun así las organizaciones con todo su esfuerzo no logran su propósito completamente, porque son limitadas. Pero nuestro Dios no tiene límites

He aquí unos cuantos versículos que nos recuerdan quien es nuestro amparo.

Salmo 27:10 “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá”.

Salmo 32:7 “Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; Con cánticos de liberación me rodearás. Selah. Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”.

Nunca estamos solas, Dios está todo el tiempo con nosotras.

“Derribada pero no destruida”

4. Una Mujer derribada, tirada en el suelo. Cuando se derriba algo, es porque se va a levantar algo mejor.
Cada día, el enemigo usa personas, a veces, a otras mujeres cristianas para derribar nuestro ánimo, manchar la dignidad o tratar de que se pierda posición o privilegios. Malos comentarios, chismes, malas acusaciones, entre otros, y no saben cuánto daño nos hacen.

Un boxeador aprende cuando lo tumban, se levanta con más ánimo, tiene que aprender a soportar los golpes para poder enfrentar a contrincantes mayores.

Una mujer cristiana no tiene por qué quedarse tirada, cada vez que te sientas en el suelo levántate, Dios te fortalecerá porque no has terminado tu carrera. ¡Hay muchas victorias por ganar!

Una mujer puede destruirse al tomar toda esa basura. Y llega el desánimo, la aflicción y la depresión y muchas veces hasta el suicidio.

Seguro que vamos a caer y muchas veces en el transcurso de la vida, pero mi hermana, no te quedes ahí. Levántate!

Recuerda el Salmo 55:22 “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo”.

Cristo murió y nos dio el regalo de la Salvación, un precioso tesoro. El cual podemos disfrutar dondequiera que estemos. En cualquier situación Él puede manifestarse si se lo permitimos.

El apóstol Pablo nos anima a ser portadoras del poder de Jesús. No importa donde estemos o la situación que estemos pasando Cristo debe reflejarse en nuestras vidas. Ese problema o necesidad es una oportunidad para que otros vean el poder de Dios.

Hermana no tengas miedo, suelta el clutch, acelera, da ese paso de fe. Te darás cuenta que puedes dormir más, ahorrar y estar tranquila en tu casa.

El Poder de Dios es grande y quiere que vivamos quieta y reposadamente en un mundo revoltoso y lleno de pecado. Suelta lo que no te deja avanzar. Muere a tus hábitos para que puedas vivir en Cristo.

 

Ruth Walker
Iglesia Bautista El Camino
Tijuana BC

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