Prepara A Tus Hijos Para Enfrentar El Mundo

Con toda honestidad , hay que reconocer que como padres, no preparamos bien a nuestros hijos para enfrentarse con el mundo, si bien les enseñamos la Palabra de Dios, los educamos con principios bíblicos, los involucramos en la obra de Dios, los educamos en casa o asisten a una escuela cristiana, pero fallamos en prepararlos para enfrentarse con todo lo que el mundo les ofrece. Es alarmante la cantidad de adolescentes que crecieron en hogares cristianos, y que no tienen el conocimiento ni las herramientas para enfrentarse con el mundo, refiriéndome a la manera de vivir del hombre que no conoce a Dios, que no lo toma en cuenta, que no le teme y que vive diariamente sin considerarlo.

El escritor del libro de Eclesiastés se refiere al mundo como la vida debajo del sol en donde el amor al dinero y el placer son los motivos de vivir; cuyas metas son terrenales y mundanas.

Para preparar a nuestros hijos para enfrentarse con el mundo, es necesario instruirlos en la fe cristiana, basada en la Palabra de Dios, la cual dice en 1a de Juan 5:4, “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”, nuestra fe comienza con el conocimiento de Cristo, en Él se encuentran todos los tesoros del conocimiento y la sabiduría; el Señor Jesús es nuestra vida y la razón de nuestra existencia.

Todos los padres cristianos necesitan velar por la salvación de sus hijos y dedicarse a instruirlos en el conocimiento de Cristo, creo de todo corazón que cuando un joven cristiano conoce al Señor Jesús y lo experimenta personalmente, ese conocimiento va a sobrepasar todo lo que el mundo le pueda ofrecer; ¡Nuestra fe vence al mundo!

El propósito y la determinación del apóstol Pablo era conocer a Cristo y estar íntimamente relacionado con Él, lo expresó en Filipenses 3:8, “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo.” Temo que en muchos de nuestros hogares cristianos, no se conoce a Cristo tal como Pablo lo expresa, porque tenemos mucha religiosidad pero no conocimiento de Cristo.

Tristemente en nuestras Iglesia Bautistas Fundamentales se tiene la tendencia de dar a conocer a un Dios que siempre está airado, queriendo imponer restricciones, similar a Alá, el dios del Islam.

El Dios de la Biblia, no es un Dios de restricciones, sino es un Dios Santo, que nos ama, que es sabio y que anhela relacionarse con el hombre para bendecirlo.

En 1a de Crónicas 12:32 el escritor hace mención que los hijos de Isacar eran “entendidos en los tiempos” y que el pueblo acudía a ellos para saber qué hacer; como padres debemos tener “entendimiento de los tiempos” para instruir a nuestros hijos y poder ayudarlos a enfrentar lo que actualmente el mundo les ofrece.

Hay que reconocer que los tiempos han cambiado y no necesariamente debemos criar a nuestros hijos como fuimos criados; la verdad no cambia, los principios no cambian, pero los métodos y las maneras sí. Necesitamos exponer a nuestros hijos a lo que hay en el mundo, pero exponer no quiere decir que participen en el pecado, sino que como padres hablemos con ellos y les ayudemos a entender bíblicamente los peligros de la adicción, de la inmoralidad, etcétera.

El padre que escribió el libro de Proverbios, le describió detalladamente a su hijo, como es que una mujer ramera atrae y seduce a un joven falto de entendimiento (Proverbios 7:6-27). Con todo el acceso a información por los medios de comunicación, es posible advertir a nuestros hijos de todos los peligros a los que se enfrentarán en el mundo.

Unas de las áreas en las cuales debemos instruir a nuestros hijos es la sexualidad, el sexo es un fuego, no podemos pretender que nuestros hijos no serán tentados y atraídos por toda la sensualidad que hay en el mundo, desgraciadamente muchos jóvenes de hogares cristianos caen en el pecado de la inmoralidad (Proverbios 6:20-28).

Dios estableció que el sexo solo se debe gozar dentro de los confines del matrimonio, porque desde el principio de la creación, el diseño de Dios fue que el hombre y la mujer, unidos en matrimonio gocen la relación sexual (Génesis 2:24), la voluntad de Dios es que no apartemos de fornicación , de toda inmoralidad y que vivamos en pureza moral (1a  de Tesalonicenses 4:3). Necesitamos enseñar a nuestros hijos a evitar cualquier tipo de contacto físico que los estimule sexualmente; la Biblia dice en 1a de Tesalonicenses 4:6 “que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano”, o sea que no se debe provocar un deseo sexual en otro, que no se pueda satisfacer en santidad, cuando el sexo se goza en santidad (hombre y mujer casados) hay bendición de Dios, pero cuando se satisface fuera del matrimonio (en lascivia y en concupiscencia) hay culpabilidad y castigo de Dios (Hebreos 13:4).

La revolución sexual actual con el homosexualismo y la ideología de género, demanda que los pastores y los padres cristianos, nos informemos y aprendamos cómo enfrentar y responder correctamente a toda la enseñanza e influencia a la cual nuestros hijos están expuestos.

Por ejemplo, hay que entender que nadie nace con atracción hacia el mismo sexo o nace siendo “gay”; no hay datos científicos que comprueben que una persona nace así por una causa biológica o genética, lo que sí existe son cerca de 80 años de investigación que demuestran que los deseos homosexuales proceden de variedad de factores psicológicos y ambientales, como abusos, problemas familiares y pecados que han contribuido a una desviación sexual.

En la crianza de nuestros hijos, también es muy importante entender que los debemos de criar en “su camino”; Proverbios 22:6 dice: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”, quiere decir que el padre no prepara a su hijo para que haga con su vida lo que él como papá espera, sino que lo educa para que realice el propósito por el cual Dios lo creó. Salmos 127:3 explica que los hijos son herencia de Jehová, no son nuestros, son prestados para que los preparemos para hacer la voluntad de Dios, por ello hay que permitir que los hijos exploren sus gustos, que ejerzan su curiosidad, que descubran sus talentos y sus dones, apoyándonos sobre bases bíblicas para ayudarlos y guiarlos para que entiendan la razón de su existencia, y que con mucha oración y dirección sabia sepan cuál es “su camino”.

Al igual que la salvación, las convicciones bíblicas no se heredan de los padres; se adquieren voluntariamente, muchos padres lastimamos a nuestros hijos porque los forzamos a cumplir con nuestras convicciones, y no permitimos que formen (a través de su relación personal con Dios y el estudio de las Sagradas Escrituras) sus propias creencias y prácticas. Las consecuencias son devastadoras; cuando jóvenes cristianos que no desarrollan sus convicciones, son retados y confrontados acerca de su fe y cristianismo, ceden a la tentación, caen en pecado, se van al mundo, y en algunos casos abandonan la fe.

Todos los padres necesitamos enseñar a nuestros hijos la Palabra de Dios, ser un ejemplo de un cristianismo vivo constante y real, para que así sean persuadidos a vivir el cristianismo bíblico que ya modelaron sus padres. Claro que en un hogar cristiano hay normas y reglas, a las cuales los hijos necesitan someterse, pero en cuanto a creencias y convicciones, requerimos ser pacientes; con amor y mucha comunicación hay que enseñarlos y apoyarlos para que construyan su propia fe y práctica.

Solo Dios puede obrar en la vida de un joven, para que cuando se enfrente con el mundo y contra el engaño del pecado, se mantenga firme y sin caída. El ejemplo y la oración eficaz de padres que aman a Dios, tendrán más influencia en la vida de sus hijos, que todas sus enseñanzas y consejos; sigamos haciendo nuestra parte para preparar a nuestros hijos para ser luz en medio de una generación maligna, y busquemos encarecidamente a Dios por la vida de ellos.

 

Pastor, Luis Ramos

Iglesia Biblica Bautista San Luis Postosi, México

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